15 enero 2006

Hoy

Nunca sabemos lo que vamos a encontrarnos durante un día. Nos levantamos cada mañana sin sospechar nada. Creemos que todo será igual que siempre... pero de pronto, sin esperarlo, algo cambia.
En realidad, digo esto porque no me esperaba este día. Todo era normal, o mejor dicho, rutinario. He de aclarar que mi rutina nunca llega a ser monótona. No se bien si es por mi forma de verla, o porque simplemente he dejado de creer que exista. Pero hay una cosa que de alguna forma nos persigue siempre y no tiene que ver con la rutina diaria: el pensamiento rutinario.
A mi me llevaba persiguiendo un tiempo. Era algo normal no esperar demasiado de la gente. Aceptar, o ni siquiera plantearme tener que aceptar, las reacciones a veces distorsionadas de personas cercanas.
Esto es así; Lo queramos o no, estamos condicionados por nuestras relaciones sociales y esperamos siempre de ellas lo que quizá es un imposible, a veces una utopía y, en ocasiones, una grata recompensa.
El caso es que, a veces, somos nosotros mismos y no los demás, los que inconscientemente ignoramos la presencia a nuestro lado de personas maravillosas. Nosotros mismos nos decimos que estamos más bien solos. Y nosotros mismos pensamos, sin que nadie más nos lo haga pensar, que importamos más bien poco.
Por eso no quiero dormirme hoy, para seguir recordando este día, este último momento... este "yo estoy contigo".
Hacía mucho que no me veías llorar. No porque no lo necesitara, sino porque no creí importantes mis lágrimas. Por esa tozudez que siempre me obstina a callarme casi todo. Por ese pensamiento, ese torpe pensamiento que nos acecha a veces, de "quizá no le importe".
Por eso no quiero acabar este día; para quedarme un rato más contigo, para saber, que tú estás conmigo.


Met ar Isil

1 Comments:

Blogger Martini said...

Ya sabes lo que sentí yo el jueves contigo...

9:41 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home