06 marzo 2010

Qué insípida y desalentadora resulta vuestra indiferencia.
Cuanto más intento parecerme a vosotros, menos os entiendo...

23 febrero 2008

Esperar. Esa es mi vida.
Esperando a que vuelvas.
Esperando a que llames.
Esperando que ocurra algo.
Esperando que el día acabe.

06 enero 2008

No te conozco. No eres más que sombra, mentira y calumnia. Ni tan siquiera tú te conoces. No he visto jamás algo más triste que alguien que tiene que superar sus horizontes para conocerse a sí mismo. "El hombre que no tiene raíces no puede crecer". Y tú las has cortado todas, las has secado todas, las has abandonado como si de baratijas corrosionadas se tratara. Pero lo cierto es que eres la única corrosión en medio de todo esto.
No me mereces ningún respeto. He visto esto demasiadas veces. Lo difícil es justo lo contrario.
Lo valiente, lo honrado, lo verdadero, lo honorable y lo bello. Todo se te escapa de las manos.
Son cosas tan grandes que están reservadas a unos pocos, y tú no estas entre ellos. Quizá en tus sueños.

Ahora comprendo tu triste forma de soñar todo el día. Es la única forma que tienes de no aceptar lo que eres.

10 junio 2007

De pronto ocurrió todo.
Se iluminó el camino.
Apareció tu nombre.
Me dijiste una o dos palabras
y me surgió una sonrisa de los labios.
De pronto comprendí...
que te necesito para ser feliz.

22 mayo 2007

DIVAGANDO

Será que ha helado el invierno los troncos de este mar de olivos. Será que el Sol no fue suficiente. Puede ser que naciera el día equivocado, o el mes equivocado, o el año equivocado, y que toda mi vida esté así equivocada, y que no posea constelación alguna, ni corazón alguno, ni identidad alguna. Puede que pertenezca a un décimo-tercer signo del zodiaco del que nadie habla.
Eso tendría algo más de sentido. Tendría el suficiente sentido como para poder engañarme a mí misma sin pensar que estoy perdiendo el sentido.

Será que una primavera no es suficiente.

Me pregunto si lo será una vida.

19 mayo 2006

No sé si es más estúpido el silencio o yo.
No sé cuanta estupidez puedo pensar.
Ni quiero pensarlo, por no parecer estúpida.
Derogo este absurdo en mi silencio.
Y me da por pensar qué es lo realmente estúpido...

A ver si algún día puedo levantarme y encontrar sentido a la vida que todos llevamos.

20 marzo 2006

Resulta que, a veces, una se queda sin palabras.
Resulta que, a veces, prefiere que hablen los demás.
Resulta que hace un tiempo que mi vida es el resultado de eso.
Resulta que, aun hoy, no me apetece hablar.

20 enero 2006

Declaración

A veces ocurre. Te levantas, te preguntas, te planteas desde la realidad del suelo que acabas de pisar hasta el porqué del azul del cielo, pasando por ese tema incandescente, inagotable, invariablemente infinito, dinámico y desconocido. Tema este del que cuesta aprender, del que cuesta experimentar, porque puede ser tremendamente placentero y tremendamente doloroso.
¿Sabes tú lo que es amar? ¿Has sentido la tierra desplomarse el día en que no has visto a esa persona? ¿Has tocado las estrellas cuando conseguiste verla al día siguiente?
No se trata de estar agusto, ni de sentirse querido, ni de tener unos brazos a los que acudir, ni una mano en la que apoyarte. No consiste en asegurarse unos besos, en acostumbrarse a ellos, sino en conseguir que en cada uno de ellos se encienda una llama en el centro de tu pecho, que se vaya extendiendo a cada tramo de tu cuerpo, hasta sentir que casi ardes de pasión.
Consiste, pues, en que los ojos brillen con cada mirada recíproca. Consiste en saber que necesitas ver sonreír a esa persona, aun si el motivo de esa sonrisa no eres tú.
Cuando amas, caminas al ritmo de tus latidos. Son ellos los que marcan el paso. Todo alrededor parece compenetrarse; el mecer de las hojas por el viento, las gotas de lluvia, los rayos de sol... las calles parecen haber sido construidas para ti y tu amor, y todo encaja en ellas. Ni sobra ni falta. Todo es simplemente perfecto. Y es entonces cuando las nimiedades cobran sentido, y cuando te paras a apreciar la delicadeza de la sencillez. Todo estaba ahí en su sitio, solo hacía falta descubrirlo, y ese día llega cuando amas.

Sé que tú sabes lo que es amar. Pero yo no. Y es una cuestión personal. Necesito ser por una vez egoísta. Necesito seguir buscando, porque todo el mundo debería de darse esa oportunidad. Necesito emocionarme, y sentir cosquilleo en las caricias, y ponerme nerviosa con un roce, y abrir los brazos al cielo con una amplia sonrisa en el corazón.
Ojalá hubiera sido contigo, en verdad lo digo, pero ya ves, un día te levantas y ocurre. Te preguntas... y comprendes que debes seguir esperando, o buscando, porque tus respuestas no son del todo como las esperabas.



Escribí esto hace tiempo. Da igual cuando, lo que importa es que lo transcribo ahora porque sé ahora lo que es amar.
Todo esto cobra sentido. Te amo. Y es lo mejor que me ha pasado. A veces pienso que he nacido para encontrarme contigo.

16 enero 2006

¿Rara yo?

Anda de blog en blog eso de poner las manías de cada uno. Como Mart-ini me ha pasado el testigo, aqui van las mías.
Comento que tengo que hacer un gran esfuerzo para darme cuenta de ellas, pero lo voy a intentar porque la última vez que dije que no tenía manías, ocurrió lo siguiente con un muchacho:
-¡¡Alicia!!
-Dime
-¿Acaso tienes la manía de contestar cuando te llaman?

Aquello me dió que pensar y desde entonces pordemos decir que esa es una de las primeras manías.
Otra manía es... ser puntual. jeje. Me empiezo a poner muyyyy nerviosa cuando llego tarde a algún sitio. Más incluso que si tengo que esperar yo a alguien (eso sí, siempre que no haga demasiado frío, porque esa es otra de mis manías,... lo odio!!!!)

No sé porque, pero no puedo partir el pan encima de la comida. No me gusta nada encontrarme los pizquitos y por eso siempre queda en el mantel un roal con migas al lado del plato. Mi madre dice siempre que parezco un pollito comiendo.

Tengo la manía de ponerme el teléfono en la oreja izquierda. Lo cual muchas veces me pasa factura porque en conversaciones largas acabo con ella colorada a más no poder. Y creo que estoy perdiendo audición... eso habrá que comprobarlo.

¿Manías, manías....? Pues tengo una que hay a quien le hace mucha gracia: me echo la crema de las manos restregando la parte de arriba, la de los nudillos, porque me da nosequé tocarla con las palmas, a no ser que sea justo antes de irme a la cama, que me da igual.

y tenía una manía (creo que ya está disipada) que incluso a mi me resultaba rara. Cuando iba en coche, tenía que pisar, como si pisas el freno, entre farola y farola o entre poste y poste de la luz. Cuidando de que si miraba al lado izquierdo fuera con el pie derecho y al revés.

Cosas raras raras, pero bueno, esto de las manías es como mejor conoces a las personas y se pueden ver cosas muy curiosas. Así que yo no paso el testigo, todo aquel que quiera, que lo coja simplemente.


15 enero 2006

Hoy

Nunca sabemos lo que vamos a encontrarnos durante un día. Nos levantamos cada mañana sin sospechar nada. Creemos que todo será igual que siempre... pero de pronto, sin esperarlo, algo cambia.
En realidad, digo esto porque no me esperaba este día. Todo era normal, o mejor dicho, rutinario. He de aclarar que mi rutina nunca llega a ser monótona. No se bien si es por mi forma de verla, o porque simplemente he dejado de creer que exista. Pero hay una cosa que de alguna forma nos persigue siempre y no tiene que ver con la rutina diaria: el pensamiento rutinario.
A mi me llevaba persiguiendo un tiempo. Era algo normal no esperar demasiado de la gente. Aceptar, o ni siquiera plantearme tener que aceptar, las reacciones a veces distorsionadas de personas cercanas.
Esto es así; Lo queramos o no, estamos condicionados por nuestras relaciones sociales y esperamos siempre de ellas lo que quizá es un imposible, a veces una utopía y, en ocasiones, una grata recompensa.
El caso es que, a veces, somos nosotros mismos y no los demás, los que inconscientemente ignoramos la presencia a nuestro lado de personas maravillosas. Nosotros mismos nos decimos que estamos más bien solos. Y nosotros mismos pensamos, sin que nadie más nos lo haga pensar, que importamos más bien poco.
Por eso no quiero dormirme hoy, para seguir recordando este día, este último momento... este "yo estoy contigo".
Hacía mucho que no me veías llorar. No porque no lo necesitara, sino porque no creí importantes mis lágrimas. Por esa tozudez que siempre me obstina a callarme casi todo. Por ese pensamiento, ese torpe pensamiento que nos acecha a veces, de "quizá no le importe".
Por eso no quiero acabar este día; para quedarme un rato más contigo, para saber, que tú estás conmigo.


Met ar Isil