30 noviembre 2005

fragmento II

"-Ya he perdido alguna vez antes, así que he tenido que aprender. ¿Tú no has perdido nunca?...
-¿Perder cómo?
Se quedó pensando un poco.
-Perder de verdad. No tanto como los jinetes de la división Pomorska, porque eso ya no tiene remedio, pero casi.
Perder de tal forma que te quedes tirado en el suelo y mires hacia arriba y digas: he perdido, y ahora cómo me levanto.
Y a pesar de todo, levantarte."


Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia

27 noviembre 2005

invierno


En el corazón de
todos los inviernos
vive una primavera
palpitante...

Quién sabe si es,
quizá, la más hermosa

22 noviembre 2005

ya esta bien de dia

Casi oigo ya la voz de mi cama...
-Alicia, te estoy esperando

Lo cierto es que de lo que tengo más ganas es de perderme entre las mantas y dejar el cuerpo relajado de una vez, pero antes quería dejar constancia de que tras un mal post, siempre viene uno bueno. Si hoy no sonrío más es porque no me quedan fuerzas tras once horas de día universitario (a veces me pregunto porqué decidí estudiar mi carrera) (otras, claro está, me respondo que es sin duda lo mejor que podía haber elegido).

Lo de que el mundo es maravilloso y todo eso supongo y espero que ya lo sabéis vosotros. Yo a lo que voy es a que, cuando no lo es, podemos siempre esforzarnos en que sí lo sea. Que las cosas no vienen por sí solas desgraciadamente y hay que poner un poco de ímpetu en la busqueda. A fin de cuentas es el camino que tuvo que recorrer L. unos post más abajo para encontrarse a sí misma y con ella a la felicidad.

"A nadie le va mal durante demasiado tiempo sin que él mismo tenga la culpa"

Creo que ahí está la clave. Y esto me lleva irremediablemente a excusarme por el post anterior, por si alguien malinterpretó lo que dije. No quiero preocupar a nadie porque si algo tengo claro es que sin duda esta vida está para vivirla y cualquier negación a ella es de gente cobarde y con muy poco afán de superación. ¿Saben? Creo que todos deberíamos querernos un poquito más de lo que lo hacemos y todo iría mejor. Nadie dudaría, si se diese a si mismo una oportunidad, de que también hay que darle una oportunidad a la vida.

Y, supongo que estaréis de acuerdo conmigo en que no es más sencillo que fijarse en las grandes cosas de la vida, que no son otras que las pequeñas cosas.
Sea como sea, disfruten de lo que se les da a cada momento y quiéranse, sobre todo, quiéranse (miss pink, aqui hago una mención especial en tu honor, porque a mi hasta ahora lo único que me has demostrado es que vales mucho, ¿de acuerdo? Y el resto, que cada cual se aplique el cuento si es que tiene que aplicárselo).

Además, como ya dije una vez...pídeme lo que sea excepto que me compadezca de ti. Esto no es ser cruel. Esto es esperar de las personas lo que ya deberían tener: mucha ilusión por todo empezando por sí mismos.

Y dicho esto, y cuando ya casi se me cierran los ojos y me pregunto como he sido capaz de escribir tanto sin darme cuenta, pues yo me voy a disfrutar de esas pequeñas cosas de la vida como escabullirme al fondo de la cama y pensar en qué quiero soñar esta noche.
Por cierto, un placer de los de verdad, de los que me encantan, es desvelarme lo suficiente a media noche de invierno como para poder quitarme los calcetines cuando la cama está ya caliente...sentir eso y volver a dormirme.
¡Que ilusión! He pensado que me voy ahora mismo para calentar cuanto antes la cama
Intenten ser felices, por favor

18 noviembre 2005

este mundo

Venía con toda la intención... pero no tengo ganas de escribir sobre este mundo. He agarrado mi vida y la he metido en una urna opaca. Para que nada entre. Para que nada salga.
Guardo todo lo que quiero y olvido lo demás. Estoy cansada de volver la mirada y sentir dolor en los ojos. Cansada de preocuparme por este mundo ajeno a mí.
Han pasado las ganas de cambiarlo, de derrochar esfuerzo, de intentar todo.
Me bajo de este mundo lleno de fraude, consternación y decepción. No quiero tener nada que ver con él. No quiero que me llame cuando ya me he ido.

15 noviembre 2005

CARTA DE UNA GALLEGA A SU HIJO

Esto lo tenía guardado desde hace mucho tiempo. De momento, es anónimo, pero yo aplaudiría al sujeto en cuestión por hacerme reír tanto. Espero que a vosotros os guste también.

Querido hijo:

Te pongo estas líneas para que sepas que estoy viva. Te escribo despacio porque sé que no puedes leer deprisa. Si recibes esta carta es porque te llegó, si no avísame y te la mando de nuevo. Tu padre leyó que según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de la casa, así que nos hemos mudado más lejos; no vas a reconocer la casa. El lugar es lindo; tiene una lavadora; no estoy segura si funciona o no, ayer metí una ropita, tiré de la cadena y no he vuelto a ver la ropa desde entonces.
El clima no es tan malo; la semana pasada solo llovió dos veces. La primera vez por 3 días y la segunda por 4 días.
Con respecto a la chaqueta que querías, tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos, pesaría demasiado y el envío sería muy costoso, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo. Al fin enterramos a tu abuelo; encontramos su cadáver con lo de la mudanza. Estaba en el armario desde el día en que nos ganó jugando al escondite.
Te cuento que el otro día, hubo una explosión de la cocina a gas y tu padre y yo salimos disparados por el aire y caimos afuera de la casa; que emoción, era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos en muchos años.
El médico vino a la casa y me puso un tubito de vidrio en la boca y me dijo que no la abriera por 10 minutos; tu padre ofreció comprarle el tubito.
Sobre tu padre, que orgullo, te cuento que tiene un bonito trabajo. Tiene cerca de 500 personas debajo de él. Él es el que corta la hierba en el cementerio.
Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, parió pero como todavía no sé de que sexo es, no te se decir si eres tio o tia. Si el bebé es una niña, tu hermana va a nombrarla como yo, le llamará a su hija "mamá".
Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar que si estaba embarazada, ella le dijo que si, de 5 meses ya; tu padre le preguntó que si ella estaba segura de que era de ella.
Tu primo Paco se casó y resulta que le reza todas las noches a la esposa porque es vírgen.
A quien nunca hemos visto más por acá es al tio Venanzio, el que murió el año pasado. El que nos tiene preocupados es tu perro el Puky, se empeña en perseguir los coches que están parados.
¿Recuerdas a tu amigo Clodomiro? ya no está más en este mundo; su padre se murió hace dos meses y pidió ser enterrado en el lago. Tu amigo murió cavando la fosa en el fondo del lago.
Perdona la mala letra y las faltas de ortografía, pero me he cansado de escribir y ahora le estoy dictando a tu padre y ya sabes como es de bruto.
Muérete, tu hermano Juancho cerró el coche y dejó las llaves adentro. Tuvo que ir hasta la casa por el duplicado para poder sacarnos a todos del auto.
Bueno hijo, no te pongo mi dirección en la carta, porque no la sé. Resulta que la última familia de gallegos que vivió por aquí, se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio.
Si ves a Doña Remedios, dale saludos de mi parte; si no la ves, no le digas nada.

Tu madre que te quiere
Juanita

P.D. Te iba a mandar 100 pesetas, pero ya he cerrado el sobre.

14 noviembre 2005

Fragmento

"Porque la verdad es que veía a la muchacha, la veía en las ramas del árbol desnudo, que palpitaban levemente cuando algún gorrión aterido volaba hasta ellas en busca de abrigo; la veía en los ojos de las novillas que salían del camino, y la oía en el balido de los corderos que se cruzaban en mi camino. Era como si toda la creación me hablara de ella, y deseaba, sí, volver a verla, pero también estaba dispuesto a la idea de no volver a verla jamás, y de no unirme más a ella, siempre y cuando pudiese sentir el gozo que me invadía aquella mañana, y tenerla siempre cerca aunque estuviese, por toda la eternidad, lejos de mí."

El nombre de la rosa
Umberto Eco

10 noviembre 2005

09 noviembre 2005

El camino de la crisálida

Esta es la historia de L., que salió un día a buscar... el resto de su nombre. No era un camino fácil, pero la idea de encontrarse en sí misma la empujaba día tras día a dar un paso más. A veces, cansada, se dejaba caer en el suelo y allí quedaba, aletargada, sin saber como encontrar aquello que tanto ansiaba. A veces, reía. A veces, perdía la esperanza. A veces, la recuperaba e innumerables veces, lloraba. Porque L. creía que el camino a recorrer era solitario y vanidoso y carente de dulces vivencias.

-¿Y si, después de este esfuerzo, no logro encontrar nada?- Se preguntaba. Porque L. tendía a ver siempre el vaso medio vacío - Este camino no merece la pena, no me gusta, no me da nada. Llevo caminando tanto tiempo... y no recibo nada a cambio. Es solo un camino viejo sin algo que ofrecerme, un camino lleno de baches, desniveles y nada más - Pero algo le decía que debía seguir intentándolo.

Fue una mañana cuando sintió algo posarse sobre su hombro. Era una mariposa pequeña, roja y negra, que movía lentamente las alas, haciendo gala de su belleza y elegancia. L. se quedó mirándola, maravillada, y sonrió por tan agradable compañía. Le pareció que había sido un acierto seguir el camino para encontrarse con ella, y aquel día consiguió, sin darse cuenta, su segunda letra.
El recuerdo de la mariposa la acompañó unos días. Una noche, mientras pensaba en ella antes de dormir, se quedó mirando el cielo y advirtió una hermosa luna llena que inundaba de luz el camino. Le pareció tan hermosa y misteriosa, que no pudo contener una sonrisa mientras soñaba con alcanzarla. Y, mientras estaba en ello, se fue quedando dormida con un gran bienestar en su pecho: tenía la tercera letra.

Al mucho tiempo, cuando la lluvia, el frío, el calor, el verano y el invierno hubieron hecho mella en el camino varias veces, L. percibió que algo se movía a un lado. Echó una mirada entre los árboles e intentó poner atención para averiguar de donde provenían los chasquidos. Empleada en esto, de pronto cayó en la cuenta de las vistas que tenía delante: un inmenso bosque de un verde intenso se extendía ante ella. Era un espectáculo único: el mecer suave de las ramas, la luz difuminada entre las hojas, el musgo trapando en los troncos y los tonos verdes oscuros y claros fundidos formando un tapiz. Aquella imagen la había dejado asombrada.

-Todos estos árboles estaban aquí, en el camino, y solo tenía que pararme a mirarlos! ¿Qué cosas podré encontrar si pongo un poco más de atención?- pensaba. Aunque no le dió apenas tiempo para hacerlo: justo en frente, sobre un árbol en el que sonaban los chasquidos, una ardilla le sonreía juguetona. Seguidamente corrió de rama en rama moviendo alegremente la cola hasta desaparecer. L. se había quedado sin palabras. Todo este tiempo en el camino y ahora empezaba a ver las maravillas que ocultaba... ¿Cómo era posible? El camino le parecía ahora un atractivo lugar en el que cada esquina podía sorprenderle. Acababa de obtener su cuarta letra.

Tiempo alante, cuando ya casi todo parecía convencerle, cuando no se disponía solo a llegar al final del camino, sino a ir disfrutándolo mientras caminaba, tuvo que parar sus pasos. Frente a ella, de izquierda a derecha, cruzaba un río de aguas cristalinas y serenas. L. vaciló antes de acercarse. No quería ver su cara. Había visto tantas cosas hermosas que creyó que ver su reflejo la devolvería al punto de partida, a quello donde nada tenía sentido, donde nada la esperaba, ni mariposas, ni lunas, ni bosques ni ardillas. Pero el destello de un pez bajo el agua la apartó de todo pensamiento e hizo que corriera hacia la orilla. Apoyó una rodilla e inclinó su cuerpo para ver el fondo... Y se encontró con una bella cara y un precioso cabello que resbalaba por su cuello. L., sin saber bien qué pasaba, comprendíó que los años la habían convertido en una hermosa muchacha, y que el resto de cosas que descubrió en el camino asomaban ahora como una luz especial en su mirada. Recordó la mariposa de alas rojas y negras.

-Es el camino de la crisálida- Se dijo. Todo lo bello a lo que había prestado atención resurgía en su rostro. Todas las sonrisas que el camino le había provocado estallaban en unos hermosísimos labios. L. no se había sentido mejor en toda su vida, porque sabía que todo había merecido la pena. Todo cobraba ahora sentido. Ahora no tenía miedo ni a volverse a mirar el camino, ni a su reflejo. Nunca más lo tendría.

L. acababa de encontrar su última letra. Tenía su nombre. Se había encontrado a sí misma.




A todos aquellos que dudaron alguna vez (o que lo siguen haciendo) de sí mismos.
La vida es como una camino, y todos tienen algo que ofrecernos. El que encontremos ese algo es solo cuestión de que lo queramos y empecemos a buscarlo

08 noviembre 2005

Bueno, gente que os pasais por aqui, estoy haciendo unos retoques asi que en unos días el blog andará un poco defectuoso (como estoy viendo que ocurre ahora) pero espero areglar todo pronto y seguir contandoos cuantas más tonterias mejor. Un fuerte aplauso a Mart-ini por su colaboracion en el proyecto jeje ¡Gracias hombre de negro, eres un filón! Volveré pronto, si las estrellas me dejan

06 noviembre 2005

Nueva semana

En esta tarde de domingo, de vuelta a casa, una estrella me miraba. Incluso hubiera creido que intentaba decirme algo. Pero no me sonreía, no me tranquilizaba, parecía estar mirando la sombra que proyectaba su luz sobre mí más que a mi misma. Supongo que esta semana toca eso: andar entre sombras. Y lo mismo piensa mi agenda, donde encuentro el siguiente fragmento de María Zambrano. Así empieza la semana...:
"Recogida en mí misma, todo mi ser se fue haciendo un caracol marino; un oido; tan sólo oía. Y quizá creía estar hablando, cuando las palabras sonaban tan sólo para mí, ni fuera ni dentro,; cuando no eran ya dichas, ni escuchadas, tal como yo había soñado deberían ser las palabras de verdad."

03 noviembre 2005

te recuerdo


Este post te lo debo a ti, que inundas mis sueños y me ayudas a tejerlos. Me he parado a pensar, a sumar, las pocas horas que hemos pasado juntas y la brevedad de los días en que pude disfrutarte. En verdad es poco tiempo, tan poco, que es comprensible que se nos acumulen las ganas de vernos. Pero, a pesar de tanta brevedad, de saber que te conozco hace poco más de un año, de no verte todas las veces que debiera y de no poder verte todas las que quisiera, has llegado a mi y es imposible que te marches nunca. ¿Recuerdas cuando me dijiste que no esperabas algo asi a estas alturas, cuando todos los amigos parecían estar ya ahí, cuando todo parecia imperturbable? ¿Recuerdas cuando me dijiste que siempre me tenías presente?
Por todo ello tengo que darte las gracias. Por aparecer en mi vida dejando una huella tan hermosa.
Gracias por preocuparte por Ganímedes. Otras personas no saben lo importante que es para mí, y sin embargo tú, me vienes hablando de Júpiter y de olivos y no me queda más remedio que sonreir porque me doy cuenta de que estás conmigo.
Gracias por sentir Septiembre como tú lo sientes y hacer magia de cada rayo de sol, y de cada puerta en una nueva ciudad, y de cada paisaje y cada gesto de la gente, y de cada encuentro y cada cosa sencilla.
Gracias por ser una Amelie soñadora y compartirlo con otra como lo soy yo.
Gracias porque, una vez, te cruzaste en mi camino.

Es imposible olvidarte. Como lo es no quererte

02 noviembre 2005

Menuda infraestructura

No recuerdo puentes así, tan bien construidos, tan llenos de cosas, tan generosos. Tuve la oportunidad de cruzarlo y disfrutar de cada perspectiva que me ofrecía. Y era imposible no sentirse capaz de todo sobre él y pensar que ni la lluvia ni el frío ni otras cosas más tristes podían pararme en el camino. Me sentía como si se hubiera proclamado la paz mundial o algo por el estilo. Y llegué a Castilla, a la explanada de remanso, a la llanura de tranquilidad, a la inmensidad de tierra expuesta a todo. Y el horizonte, donde tiene que estar el horizonte, donde se ve el horizonte en el mar: lejos. Lo suficiente para que el corazón tenga espacio y pueda volar.