De pronto ocurrió todo.
Se iluminó el camino.
Apareció tu nombre.
Me dijiste una o dos palabras
y me surgió una sonrisa de los labios.
De pronto comprendí...
que te necesito para ser feliz.
...y allí estaba, la oropéndola, desapercibida entre olivos, sin dejarse ver, sin hacerse notar. Difícil de percibir, pero que una vez descubierta, no puede ser confundida con ninguna otra ave...