11 agosto 2005

Lloro por esa canción tuya y mía, porque ya no me quedan fuerzas para oirla.
Lloro porque dicen que todo se acaba, porque no quiero abrir los ojos por si descubro que eso es lo que está pasando.
Lloro porque, quizá, la verdad sea que no hayamos empezado nunca.
Lloro por esa vida nuestra que no tenemos.
Y lloro... porque tengo que soñar para no seguir llorando.